El color del cielo cambia cuando lo tocas

Una vez oi que hay muchos enanos que se suicidan. Creo que lei en algun sitio que prefieren que se les llame gente pequeña o algo asi. No me refiero a la gente que no cumple el esteriotipo de dos metros, cuerpo perfecto. Sino a los que no llegan ni al metro de altura. Si, creo que prefieren que les llamen gente pequeña.

Volvi a soñar conmigo mismo la otra noche. No era yo mismo exactamente. Sabia que era yo, pero tenia el aspecto persona pequeña. Estaba tumbado sobre un banco de arena. Hacia frio. Ese frio seco que solo existe durante las noches desiertas. Gire la cara a un lado y senti rasparse mi cuello contra los granos del suelo. A mi lado estaba ella, tan quieta, tan apacible. Era mi monolito. mi angel guardian. Mi refugio. Sentia su respiracion sincronizado con el mio. Podia sentir el calor del aire que entraba en su pecho tan vivamente como si fueramos uno solo.

Estaba en un desierto que alcanzaba el horizonte. Un desierto de arena blanca y fina como la brisa que soplaba contra mi cara. Mi enano, no hacia mas que mirarme desde arriba. le mire la cara, y vi que era yo, algo desproporcional y desfigurado. Me inspiraba tranquilidad. Aunque fuera distinto, sabia que era yo. Una parte de mi. Mire mas alla de su cara y relaje los ojos contra el cielo de color turquesa y malva. Se hacian remolinos de colores a medida que las nubes y los arboles pintaban el cielo movidos por el aire.

 La brisa comenzo a empujarme contra la arena. Senti como mis brazos empezaban a pesar cada vez mas. Trate de apretar la mano buscando agarrar a ese angel que siempre me protegia. Nada. Mi angel guardian habia desvancecido con el viento que ahora comenzaba a arder sobre mi piel. Y ahi estaba mi enano, inmovil, tan quieto como esa chica que antes permanecia a mi lado, Sentia que me juzgaba. Una sonrisa se esbozaba sobre su cara al ver mis gestos de angustia. El viento me estaba desgastando, me erosionaba. Poco a poco mis brazos se hundian en la arena, el tono de mi piel fundiendose con el de la arena. Los copos de mi cuerpo solidifcandose con el viento. Cada aliento que tomaba para gritar era enmudecido por el rugido del aire. Mis pies ya estaban hundidos por completo en la arena. El viento ya habia convertido la mitad de mi cuerpo en arena y no divisaba por ningun lado a esa chica de mis sueños.

Mi cuello iba desfragmentandose, cayendose en pedazos lentamente. Solo quedaba mi cara y parte de mi brazo de derecho. Y aunque mi torso hubiera desaparecido podia seguir respirando. Aire seco, ardiente y calido. Mire al enano fijamente a los ojos y tras el una muralla de agua se habia levantado arrasando el desierto por su paso. Una ola gigante de proporciones tsunamicas estaba devorando el desierto y cortando el paso del aire. El ruido era ensordecedor, como el colocarse una caracola en cada oreja. La melodia del mar era un alivio. Habia recuperado mi cuerpo. Rehidratado. Vivo.

Mi enano seguia dando tumbos en la cabeza dela ola ahogandose en su espuma. Y miuentras mi cuerpo flotaba en aguas tranquilas, vi un brillo sobre el horizonte. El cielo comenzo a volverse blanco azulado, muy puro. Y en medio de toda esa luz blanca, vino caminando hacia mi. Ahi estaba ella, caminando hacia mi sobre la superficie del agua como si pesara lo mismo que el aire. Ahi estaba mirandome, tan tranquila como cuando duerme. Se tumbo a mi lado y me cogio la mano. Sentia como el agua que nos rodeaba nos separaba del resto del mundo, como si formaramos nuestro pequeños islote. ¿Alguna vez has visto esa sonrisa que podria hacerte olvidar hasta tu nombre? Pues era una de esas sonrisas.  Ella miro hacia las nubes, cerro los ojos y cayo de nuevo en un sueño profundo, pero yo no podia quitarle los ojos de encima.