Bleeding tears

Inclino la cabeza y escondo mis ojos tras el flequillo. Las mejillas me arden y se embrillecen hasta tornarse del color de mi lengua. Mi lengua, no se quiere mover, pero aun asi se encuentra atrapada entre los dientes que reposan unas sobre otras como papeles de lija apretadas entorno a los tendones tensos de mi mandibula. Me hierve la sangre, como un caldero de lava y lo unico que oigo es el claque de la lluvia sobre el marco de la ventana. El cielo llueve, y mis ojos tambien.

Cold

Siente la brisa de medianoche rasgarte la cara y extiende las manos delante tuyo, con las palmas hacia arriba. No escaparas de esas manos, no dejaras de tener control sobre esos dedos, mientras sigas vivo. Dobla un par de dedos a voluntad, acuerdate de lo que hiciste con cada uno. Los que usaste para dar orgasmos a la persona que mas amaste, los que usaste para imitar los poderes de Spiderman, los nudillos que usaste para defenderte por primera vez, los gestos que hacias con ellas cuando bailas, o los dedos que usabas para mandar a la mierda el mundo. No solo son dedos, sino recuerdos y sentimientos que se transmiten a tu propia alma. Cambiamos y crecemos, es inevitable ¿Cuando fue la ultima vez que intentaste lanzar una tela de araña imaginaria?

A medida que el frio cesa, y aun te miras las manos, date cuenta de las arrugas que ya empiezas a tener en los pliegues de la piel. Cómo, ahora se te marcan mucho mas las venas que hace cinco años. Cómo te acercas cada vez mas a darte cuenta de que tus dedos, no seran mas que polvo algun dia. Todo lo que has hecho con ellos, amar a una mujer, contruir una casa, quedaran remitidos a un mero recuerdo en la humanidad.
Al igual que cuando hundes los dedos en la arena de la playa, tu vida quedara mezclado con la tierra, o el aire, al igual que tus penas, tus inspiraciones, y tus ideas.

Ya no hace frio, ya no estas entumecido. Levantate y haz algo con tus manos, antes de que caigas en la arena y acabe la aventura.

Ever more

Me preguntan si echo de menos jugar al futbol en el parque con mis amigos, si echo en falta quedar para ir al cine un viernes por la tarde, o ir a la piscina cada martes y jueves a las siete y media. No echo de menos hacer aquellas cosas sino el tiempo en que los hice.
Echo de menos creer que el verano era uasi infinito. Saber que lo era y tirarme sobre la hierba mientras el sol me quemaba la cara, pasando las horas a la sombra leyendo un libro con los cascos puestos.
Horas interminables jugando a las cartas un puente en casa de tu mejor amigo, o los madrugones de aire helado en las que despertabas antes que tus padres para ir a un partido.
Aquellas noches en las que infirngias las reglas y te arrinconabas contra la pared, bajo una manta y una lampara devorando capitulo tras capitulo hasta que tus ojos quemaban de no parpadear.

Poco a poco dejamos que nuestra imaginacion se nos escapa de las manos, y ya no tememos a los montruos que se esconden en la oscuridad cuando nos levantamos en mitad de la noche en busca del baño.
Dejamos de apreciar el despertarnos cada mañana con los pantalones secos habiendo aguantado llegar al dia siguiente sin usar el retrete.
Ya no existiran las mariposas que nos enviolentaban cuando nos miraba una chica. Nunca mas nos volverana a arder las mejillas cuando nos preguntan si nos masturbamos, solo cuando se nos desvelen publicamente secretos que nos han llevado tantos años esconder tras muros y muros de guaridas emocionales que pueden ser destrozados con la mera mirada de una sola persona en este universo.

Solo una persona que nos pueda devolver a nuestra olvidada infancia, nuestra mezquina inocencia de perversiones no tan perversas. Pero a veces tardarmos en deleitarnos de esa prodigiosa reminiscencia. Solo espero poder acordarme antes de que el olvido se convierta en un agujero negro del que los recuerdos no regresan, nunca jamas.

Living off the memories

Apretaba mis párpados con fuerza, mientras mis dedos se resbalaban por su piel aterciopelada. Desde sus caderas rítmicas, por su abdomen contraído, hasta sus carnosos pechos. Me muerdo el labio inferior. Sus pezones calidos me rasguñaban juguetonamente las palmas de mis manos. Una ligera descarga eléctrica de placer recorre mi cuerpo. Su pelo bailaba con cada golpe de cadera, como un látigo dorado que azota el aire. El aire se vuelve más denso. Cada músculo de mi cuerpo se tensa mientras hunde sus uñas en mi pecho y echa la cabeza hacia atrás. Abro los ojos. El mundo de los sueños se desvela como una placida cortina. Sudoroso por el sueño erótico, sudoroso por la realidad. En mi pecho sus uñas, pero sus caderas estan aun muy lejos. Las sabanas estan atrapadas entre sus dientes a la altura de mi cadera y me mira fijamente a los ojos. Completamente desnuda, se acerca caminando con las rodillas y me acaricia el cuello con un dedo, echandome la cabeza hacia un lado. Mis ojos se centran sobre el campo galico de hierba sin cortar, que hay al otro lado del alfeizar. Hundo sus pequeños incisivos en mi cuello suavemente, mientras acerca su cadera hacia la mia. Siento como la brisa que entra por la ventana refresca la humedad que hay entre nuestras piernas. Mi cabeza sigue mirando a traves del alfeizar. La alta hierba se ha convertido en paraiso. Espigas del Eliseo.

***

Las cenizas del cigarrillo que sostengo entre los dedos, cae sobre la moqueta, formando una pequeña duna gris. Estoy sentado en el sillon de color carmin, mirando el fuego de la chimenea. En la otra mano, mantengo el auricular del telefono apoyado sobre el oido.
Solo escucho ruido estatico. Como un mar distorsionado. Cuelgo el telefono, sin desviar la mirada. El telefono suena de nuevo. Mi mano, sigue el recorido habitual y vuelve sadicamente el auricular contra mi oido. Una estacion de radio escuchada desde el coche bajo un tunel. Senti un pinchazo en las puntas de los dedos en la mano contraria a la del telefono. Levante la mano bruscamente, lanzando la colilla del cigarrillo al fuego , golpeando, mi vaso de coñac y el marco de una foto. Cristales rotos. El olor a a alcohol fermentado emanaba de la duna de cenizas, sobre la que yacia una foto bocabajo. Deje el telefono descolgado sobre la mesa y la recogi sin descruzar las piernas. Saque la foto de papel de entre los añicos del marco y barri la ceniza con el reves de la mano. Era la imagen de una mujer de pelo largo. A su sonrisa la envolvian petalos de cerezo que revoloteaban entorno a ella, tirada sobre un campo de hierba alta frente a una casa de piedra. Pase los dedos sobre el dibujo impreso con petroleo de su rostro. Deje la fotografia sobre la mesa y colgue el auricular. Apoye mis brazos a cada lado del sillon y me impulse fuertemente hacia arriba. Suspendiendome a una altura considerable. Agarre la silla que habia al lado del sillon y la arrastre con un brazo frente a mi. De un gesto lanze mi torso sobre la otra sillas y mis piernas siguieron sumisamente. El impulso hizo que la silla descarriase frente al fuego, debido a dos ruedas enormes que habia a cada lado de la silla. Eche el freno y me conduje hasta la botella de coñac, que habia sobre encimera de la cocina, a unos metros detras del sillon. El telefono volvio a sonar. Un borboton de alcohol que salia de la botella, por cada timbre del telefono. El vaso desbordado. Un charco de coñac sobre la encimera. Dejo de sonar y deje la botella en su sitio. Tosi un par de veces, con una voz ronca, despavorida. Y por un segundo trate de imaginar su voz, como era entonces. Antes de que ocurriera todo. El telefono volvio a sonar. Sotuve el vaso lleno de coñac a la altura de mis labios. Mi mano temblando con cada timbre, despilfarrando chorros de liquido ambar sobre mi regazo, mientras una unica lagrima corria cascada abajo para unirse a ello. Un vano intento de evitar coger el telefono.