Si una vez existiera una cabaña, en las orillas de un lago, decorado por lirios rociados por copos de nieve mas puros que la luz del alba.Rodeado por montañas tan altas que arañan el cielo con sus cimas, emancipadolo de toda perturbacion. Provocando un silencio ensordecedor, hasta doloroso, para los petalos naranjas; que tiemblan ante semejante belleza.
Si una vez hubiera una cabaña, sobre un manto dorado de espigas frescas, que se tornan del brillo del atardecer. Atrapando el viento entre sus hojas. Dejando volar el olor de la tierra cobriza que emana de sus raices, circundando los campos que acogen mi hogar.
Si pudiera haber una cabaña que creciese bajo las palmeras cocoteras y al incio de la sedosa arena en la que hundo los pies. Justo antes de sentir aquel liquido turquesa, que juega moviendose por voluntad propia, como si se escondiera del horizonte hasta que se extiende.
Sabria decir, donde se halla mi corazon.
Envuelto bajo las sabanas inmaculas de una noche de otoño. Sintiendo a la Luna velar por mi, mientras les devuelvo la mirada a mil ojos que me observan, giñandome un centello de complicidad. Posado sobre el ventanal, traslucido por el que la brisa sopla fuerte rennovando mi espiritu. Mi alma.
Encerrado entre cuatro paredes de madera tostada. Leños tallados. Grabados sobre los cuales se hallan inscripciones familiares que acogen a mi orbe de fuego. Mi corazon. Que desborda de gratitud y de felicidad. Por encontrarse refugiado, en mi cabaña. En el nuevo hogar de mi corazon.
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