NEVER AS YOUNG AS TONIGHT


As Rant Casey once said, the future you have today is not the same you'll have tomorrow. So, for whatever tomorrow inspires me to write, I'll live today.

Here's
just an outlet of somesort where my keyboard can open up the world I see, for those who care to adventure in it.

An ongoing bilingual portfolio of somesort, seeking for guidance suggestions as well as publishing and publicity.


14/12/12

El juego de las cosas


Mi abuela solia llamarme Señorito Guardalotodo. No podia tirar cosas. Solia creer que eran lo que de verdad importaban. Solo las cosas son la unica prueba de que, con el tiempo, existio algo realmente entre personas. Pero con el tiempo, me acostumbre al mote de mi abuela, y a que la gente pensara que era superficial. Decian que me enamoraba de todo aquel y aquello que me importase lo mas minimo, y que por ello nunca me importaba nadie en verdad. Coleccionaba fotos, me encantaban, especialmente las fotos de nada en concreto, de un zapato, alguna foto desenfocada, diapositivas en las que solo salia un brazo, o el pelo de alguien...Era como ver las huellas del pasado, sin saber de a quien pertenecian.

Tenia docenas de estanterias, rebosando de cajas donde las guardaba, con cartas de amor, regalos, alguna pluma de algun pajaro que encontre cuando tenia 4 años con la que trataba de rasguñar mi nombre en papel hundiendola en tinta de boligrafo, o alguna rama con forma de L la cual era mi revolver cuando era un temible vaquero del oeste...Cajas y mas cajas, ordenadas y etiquetadas, mirando hacia la pared. Cualquiera que lo viera desde fuera pensaria que eran iguales, los mismos recuerdos, hasta que se atreviera a abrir alguna de ellas.

Durante tiempo, fue mi obsesion. Las cosas eran para mi lo que daban vida a los sentimientos y me hacian creer con mas fuerza en que lo que hubo, existio de verdad. En una de las cajas, la que guardaba mas cercano a mi escritorio, escondido bajo la mesa para que nadie la encuentre nadie nunca, guardo una pequeña caja. Por fuera parece una antigualla, sin decoraciones, lisa, solo un candado chiquitito. Pero por dentro, la caja esta forrada de un mapa cartografico de los años 20, de esas que estan llenas de lineas de un lado a otro del globo, señalando los puntos cardinales del mundo. Me la regalo mi madre cuando cumpli los 7 años. Dijo que guardase ahi, todo lo que tuviera veradero valor para mi, y que la abriera dentro de 20 años. Seria lo mas cercano que podria estar de viajar en el tiempo. Asi que, como no habia llegado a mi epoca rebelde, le hice caso, y guarde todo lo que para mi era mas importante en el mundo. La caja no conseguia cerrarse. Asi que tuve que ser muy selectivo.

Guarde una foto de mi abuela, los 98 tickets que gane jugando a los recreativos con Gabriel, mi amigo de la infancia, una pluma de oca que se le perdio al osito verde de peluche (de un solo ojo) que me regalo mi abuelo. Tambien, meti tres ositos ninja que en ese momento era lo mas cercano a lo que habia llegado a completar una colección de lo que fuera (en total eran 7 ositos ninja). Guarde una foto firmada de mi mejor amigo y yo de cuando estabamos en preescolar (hemos pasado media vida juntos) justo antes de que me mudara, y trate de meter la bola de baisbol que habia atrapado desde las gradas, pero en la caja de los recuerdos solo cabian cosas pequeñas y eso me entristecia. No habia sitio para las cosas grandes. Que pasa si habia alguna cosa grande, se iba a quedar sin poder viajar en el tiempo conmigo. La idea me entristecia y trate de pensar que las cosas pequeñas eran lo que realmente importan, pero habia tantas cosas grandes que no cabian y queria meter. El tigre blanco con el que dormia todas las noches porque sabia que estaba en peligro de extincion, aunque fuera de plastico duro y cuando me movia me rasguñaba cual tigre de verdad, por ejemplo, no cabia en la caja.

Pude seleccionar con cuidado. Pero con los años, fui acumulando mas cosas que queria guardar en mi pequeña capsula del tiempo. Sacrifique la colección de ositos ninjas, por guardar una foto de mi primera novia y un mensaje amoroso que me habia escrito en un tira de chicle enrollado de metro y medio de largo. Me parecio muy original. Trate de meter a la fuerza el mechon de pelo que intercambié con mi amor de campamento. Y con cada pequeña cosa que sacaba para meter alguna nueva, no podia evitar pensar en todas las cosas que no tuvieron su hueco en esa capsula del tiempo, pero sin embargo aun tenian su hueco en mi corazon. Todas aquellas personas que habia olvidado y pero que de alguna manera aun formaban parte de mi.

Miré la caja, en silencio. Habia cosas que no cabian en la caja y llevaban conmigo mas de dos décadas. Sonrei, levemente al recordar el pequeño mote de mi abuela y algo que siempre decia:
“En verdad, solo es un juego al que jugamos, engañandonos a nosotros mismos. La juego consiste en que las cosas son capsulas en tiempo en si mismas, en las que guardan nuestros recuerdos. Hablan sobre relaciones, momentos, descubrimientos y primeras veces... Y al final, tienes que dejarlos ir, porque en verdad, siguen siendo solo cosas. Igual que yo, en algun momento me tendrás que dejar ir.”

Ella siempre decia que antes o despues caemos en la cuenta en que no son ninguna prueba de lo que existio o existe, son solo un recordatorio de lo que sentimos. Un recuerdo constante de lo que hay o hubo. La huella de nuestra existencia. El sentimiento lo llevamos nosotros,y todos con los que compartimos nuestra vida. Perder las cosas es solo otra forma mas de recordar. Sigue siendo parte del juego. Al fin y al cabo, no perdemos el sentimiento por mucho que las perdamos de vista. Pueden durar mas o menos tiempo, pero hay sentimientos que duran toda la vida.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso✨

Thank you, come again!